Tú y tu par de narices


Y ponle carita de pena al pasado, cuando se asome por la ventana

Porque las gotitas que mojan el cristal me enseñan que esto no ha acabado

Que esto no sigue contigo, pero que vive con esta existencia que vivo

Y que cada día me dice: “nena, no estés triste, te tienes a ti y a tu par de narices”



Y es que el pasado, como dicen, no siempre vuelve al punto de partida

Lo que se va a Pekin, se queda en Pokón y si fui a Sevilla alguien se sentó en mi silla

Porque la magia es como el dinero, reluce, y se va perdiendo con el tiempo

Y qué manía tenemos de lamentarnos mientras nos dice adiós con un watsapp


Más allá de este simple orgullo, más allá de la explicación que nunca se necesitó

Mucho más por encima que las risas compartidas y las comidas en casa de tu mamá

Allí en esa nube de proyectos inacabados, allí se escapa lo que nunca fue nuestro

Allí viviremos siempre, cual reloj, cual mito de Hollywood, cual célula y la médula



La amiga aceptación ha tocado el timbre, y yo inusualmente, la recibo con sonrisas

¿Resignación significa maduración? ¿No intentarlo significa fallar?

La verdad es que curada de espantos ya lo pinto con brocha gorda, el futuro, digo

Porque lo que yo pongo son los colores y siempre me amoldaré a las formas



Optimismo, supongo




Y he torcido el morro por unos segundos, sí, al fin y al cabo creo que soy humana

Y alguna que otra lágrima ha mojado mi sonrisa opacada de lunes sofocado

Pero la vida, en un rincón de mi cuarto esta noche, insiste en un pequeño detalle

Y cada día me repite: “nena, no estés triste, te tienes a ti y a tu par de narices”

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